Cass McKenna prefiere más a los fantasmas que "a los que respiran". Los fantasmas no son complicados y son dignos de confianza. Saben los secretos sucios de la gente... y a Cassy le encantan.
Ella tiene la misión de sacar a la luz los secretos de todos los hipócritas de su escuela. Pero cuando el presidente estudiantil descubre su secreto, la vida de Cass se complica. Tim quiere que contacte con su madre que acaba de morir, pero Cass no está muy entusiasmada con la idea.
Pataleando y gritando, a Cass le resulta cada vez más difícil salir de la vida de Tim. Y es la que más se sorprende cuando se da cuenta de que tal vez los vivos no son tan malos si se les da una oportunidad.
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